domingo, 25 de septiembre de 2011

El paisaje de Fitero

Uno de los grandes atractivos que tiene Fitero es su paisaje: la frondosidad de las ya escasas arboledas del río Alhama, la variedad y riqueza de la vega del arroyo Añamaza, la llanura de algunos de los términos que llevan hacia el río Ebro, hacia Cintruénigo, Corella o Alfaro, o el mar de montañas que aquí comienza y que da paso al Sistema Ibérico o, si se prefiere, a la meseta del Duero, hacia Tarazona o Cervera del Río Alhama. Ninguna otra localidad de los alrededores ofrece esta diversidad ni el agradable y saludable microclima que contribuye a su disfrute.
El paisaje es algo más que simplemente lo que está ahí, donde vivimos o sobrevivimos, pues forma parte de nuestro Patrimonio, el de todos, y por eso conviene cuidarlo y protegerlo también entre todos, fomentando sus valores ecológicos, visuales y culturales.
Cuando viajamos para conocer lugares interesantes nos gusta disfrutar precisamente de eso, de lo que los hace interesantes y agradables de ver y conocer. El paisaje también refleja cómo son los que viven y habitan en él así como lo que éstos ofrecen a quienes les visitan. Es su tarjeta de visita y también lo que queda en el recuerdo de quienes se van y que regresaran, seguramente, si hay algo allí que les motive para hacerlo así.
En definitiva, el paisaje invita a pasear por él, a conocerlo y a disfrutar de las bondades que ofrece su naturaleza y, al mismo tiempo, su cultura. Por eso somos responsables del nuestro y es importante que participemos y que nos ocupemos todos de cuidar su calidad, en todos sus aspectos, ya que de este recurso también depende el desarrollo socioeconómico de la Villa. Más aún si en él se encuentra una de las instalaciones hoteleras más importantes y atractivas de Navarra, como son los famosos Baños de Fitero, y uno de los monumentos históricos de interés nacional más interesantes y atractivos a la vez que poco conocido, como es el antiguo monasterio cisterciense de Fitero.