sábado, 24 de septiembre de 2011

Los orígenes de la villa de Fitero

Hay quien piensa que el antiguo monasterio cisterciense de Fitero fue un cenobio que hubo en la villa navarra de Fitero. Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad.
Los monjes cistercienses edificaban sus monasterios en lugares despoblados y, una vez concluida su edificación, estos cenobios se convertían en ciudades autosuficientes, en la que sus habitantes hacían una vida volcada hacia el interior. Por tanto, cuando en 1152 San Raimundo de Fitero decidió trasladar la comunidad cisterciense, que presidía en el monasterio provisional que habían construido en la abandonada o desierta villa de Niencebas (despoblado de Alfaro), a la limítrofe villa de Tudején, en el lugar en el que hoy está el casco urbano de Fitero no vivía nadie ya que las casa y calles de Tudején se encontraban en el término fiterano de San Valentin, junto al monte Castillo, cerca del lugar donde el arroyo Añamaza desemboca en el Alhama, casi enfrente de Baños de Fitero.
A principios del siglo XIII, la villa de Tudején quedó deshabitada y aunque los monjes de Fitero intentaron repoblarla en varias ocasiones, no lo consiguieron. De modo que en todos los términos de las antiguas villas castellanas de Niencebas y Tudején solo quedó habitado el monasterio de Fitero, limítrofe entonces con las localidades navarras de Cintruénigo y Corella, las castellanas de Alfaro, Autol, Grávalos y Cervera del Río Alhama, así como la aragonesa de Tarazona
Finalmente, en 1482, el nuevo abad de Fitero, Miguel de Peralta, decidió fundar una villa junto al monasterio y así nació la actual villa del monasterio de Fitero o villa de Fitero. Los interesados en conocer qué pasó en Fitero desde el siglo XII hasta el XV o cómo fue la transición del monasterio a la villa de Fitero, pueden descargarse completa y gratuitamente este libro, por ejemplo.