domingo, 18 de septiembre de 2011

Calle Díaz Gómara

Miguel de los Santos Díaz Gómara (1885-1949) nació en Fitero, en la casa de la antigua Calle Luchana que lleva su nombre, desde 1920. Fue hijo del igeano León Díaz, abogado y escribano del Juzgado, y de la fiterana Ángela Gómara.
Siendo muy niño pasó a realizar los estudios primarios en el colegio de Escuelas Pías de Estella, antes de ingresar en el seminario de Pamplona, en 1896, y de trasladarse al seminario de Zaragoza, en 1903, donde se graduó como bachiller, en 1906, y donde obtuvo la licenciatura y el doctorado en teología, en 1907 y 1908, respectivamente. Estudios religiosos que simultaneó con la licenciatura en Derecho que también obtuvo en 1907, en la Universidad de Zaragoza, con la licenciatura y el doctorado en Derecho Canónico y en Filosofía Escolástica que obtuvo en la Universidad Gregoriana de Roma, en 1911, y con el doctorado en Derecho que obtuvo en 1918, en la Universidad de Madrid.
Recibió las primeras órdenes en 1907 y el diaconato en 1909, año en el que también celebró su primera Misa en Roma. De regreso a España desempeñó diversos cargos eclesiásticos y catequéticos en Zaragoza hasta que en 1920 fue preconizado obispo de Tágora y auxiliar de la archidiócesis de Zaragoza, en la basílica del Pilar, donde permaneció hasta 1924. Entonces pasó a ser obispo de la diócesis soriana de Osma y en 1935 se hizo cargo de la diócesis murciana de Cartagena. Ciudad a donde llegó el 30 de junio, acompañado de su hermano Rodrigo Díaz Gómara, abogado.
La persecución anticlerical del verano de 1936 le forzó a abandonar su sede apostólica, al comienzo de la Guerra Civil Española, y a huir desde Alicante a Roma, disfrazado de marino alemán en un barco mercante. Poco después regresó a Zaragoza, donde pasó la mayor parte de esta guerra fraticida hasta que en marzo de 1939 fue nombrado administrador apostólico de la diócesis de Barcelona. Aunque en 1943 regresó a Cartagena, donde permaneció como obispo de su diócesis hasta que falleció en noviembre de 1949, siendo enterrado en Zaragoza. Fatídico acontecimiento que ocurrió un mes después de que hubiera recibido del ministro de Justicia, Raimundo Fernández-Cuesta Merelo, la condecoración de la Cruz de San Raimundo de Peñafort, en reconocimiento de méritos y servicios prestados.
A pesar de que el Ayuntamiento de Fitero le dedicara el nombre de la calle en la que nació y de que instalara una placa conmemorativa en la fachada del inmueble donde vino al mundo este docto obispo fiterano, en el catálogo del Patrimonio Arquitectónico del actual Plan Municipal de Urbanismo de Fitero no consta esta casa. Mientras que sí lo está, por ejemplo, la de otro fiterano que también fue obispo durante el pasado siglo, el Venerable José Mª. García Lahiguera, que también tiene una placa dedicada en la fachada del inmueble en el que nació y una calle dedicada en esta Villa.