domingo, 17 de abril de 2011

La Serna del Emperador o de Cervera del Río Alhama

La etimología de la palabra Serna delata su origen prerromano, concretamente celta, y hace referencia a un campo que se labraba aparte. Parece ser que así se designaba a un espacio agrario situado en el extremo o a las afueras de la población y cuyo uso original debió ser comunal. Lo que explica su amplia extensión, en oposición a la de los pequeños minifundios de carácter particular, y que, durante la Reconquista, su propiedad acabara estando destinada al señor principal a cargo de la correspondiente campaña militar que logró revertir este territorio bajo el dominio cristiano. A lo que hay que añadir que sus amplios límites no suelen estar referidos a otras sernas o a las propiedades de otros particulares sino que las sernas están delimitadas por accidentes naturales, como montes o ríos, o por el trazado de construcciones como las de los caminos o acequias.
Nos ha quedado constancia de la serna que, en la Edad Media y tras la reconquista del valle del Alhama por parte del rey de Aragón y Pamplona, Alfonso I el Batallador, en 1119, hubo en Cervera del Río Alhama, aunque no se sabe si existía con anterioridad a éste. Este serna estuvo ubicada en la margen izquierda de este río, entre su arenal y las faldas de los monte, aguas arriba del barranco al que desaguan las aguas termales de los Baños de Fitero, entonces conocidos como baños de Tudején (despoblado de Fitero), y aguas abajo de la desembocadura del río Linares en el Alhama. Esto es, la parte de terreno que entonces era cultivable en dicha región en la que ahora, por cierto, también se encuentra el barrio cerverano de la Venta del Baño al que pertenece el término que aún se conoce como la Serna, entre la carretera local LR-285 y la orilla izquierda del Alhama, tal como consta en un mapa de principios del siglo XVII en el que se describen los términos del Monasterio de Fitero.
Tras la muerte del citado rey aragonés, Cervera y Tudején se mantuvieron en manos aragonesas, pasando después ambas a las del rey de Castilla, Alfonso VII el Emperador, siendo éste quien, en 1146, en compañía de su esposa Berenguela, se reunió en su castro de Tudején con su yerno, García Ramírez IV el Restaurador del reino de Pamplona, para que éste hicieran las paces con el cuñado del emperador, el conde de Barcelona, Raymond Berenguer IV el Santo, y que así los dos parientes le ayudaran a reconquistar Calatrava y Almería al año siguiente. Entonces, concretamente el 15 de octubre de 1146, fue cuando también Alfonso VII se acercó al monasterio cisterciense de Niencebas (despoblado de Alfaro) y allí le donó la serna que poseía en Cervera, población que ya había pasado a estar en los dominios de Castilla, a su abad Raymond, que pocos años después acabó siendo conocido como San Raimundo de Fitero.
En 1374 y tras un largo litigio, el rey de Navarra tomó posesión del Monasterio de Fitero y así los términos del coto redondo de este cenobio pasaron a estar divididos entre los que permanecieron en el reino de Castilla, entre los que quedó la Serna del Emperador, y los que a partir de entonces pasaron a formar parte de Navarra y que acabaron dando lugar al actual término municipal de Fitero. Tras la desamortización de 1835 y la consecuente exclaustración definitiva de los cistercienses de Fitero, la Serna del Emperador siguió perteneciendo a Cervera del Río Alhama, concretamente al actual barrio cerverano de la Venta del Baño. Constando en el inventario de esta desamortización que, desde el 21 de marzo de 1815, el Monasterio de Fitero había dado a los vecinos de Cervera, José Zapatero y Manuel Moreno, a censo enfitéutico mancomunadamente las tierras de la Serna y que éstos no habían hecho ninguno de los pagos pendientes desde entonces.