En 1482, el antiguo monasterio de Fitero decidió fundar una villa a su alrededor, basándose en los derechos que tenía sobre la despoblada Tudején, desde 1157. Año en el que San Raimundo de Fitero recibió el señorío de este castro castellano. Durante más de un siglo, la nueva villa de Fitero careció de escudo heráldico y, aunque pertenecía al abad del monasterio, el escudo de este cenobio no representaba a los fiteranos o lo hacía en tanto que eran súbditos de aquél.
Las tensiones entre el Monasterio y su Villa surgieron muy pronto, enzarzándose en multitud de pleitos hasta que los monjes acabaron siendo obligados a abandonar Fitero como consecuencia de la Desamortización de 1835. Uno de estos pleitos dio lugar a que los fiteranos desarrollaran sus señas de identidad, identificándose con la única propiedad que desde 1643 se le reconocía a la Villa: el término de Ormiñén. Tal como Ricardo Fernández Gracia y un servidor publicamos en el Programa de Fiestas de Fitero, de 1983, al tratar acerca de la Bandera de Fitero, el origen del Escudo de Fitero se remonta a 1653, año en que los fiteranos, como prueba de identidad, utilizaron un escudo de seis cuarteles con romeros y parras que fue impugnado por el Monasterio por ser el señor de la villa de su señorío, entablándose así un largo pleito ganado por el pueblo en primera sentencia, a la que recurrió el cenobio. El sello escogido entonces por los fiteranos lo incluimos en el comic sobre el Motín de 1675, que publicamos Manuel Rández Garbayo y un servidor, en la revista municipal Fitero-1984, observándose en la leyenda que lo bordea la presencia del texto: Ormiñén propio de la Villa de Fitero, así como que todo el escudo se encuentra bajo el timbre de una Corona Real, representando su malogrado anhelo por dejar de ser una villa abacial para pasar a serlo de Patronato Real.
Sin embargo, parece ser que en la Villa no se utilizó escudo hasta después de la exclaustración de los cistercienses con motivo de la Desamortización de 1835. Entonces los fiteranos tuvieron que escoger sus nuevas señas de identidad al margen de las que había tenido el Monasterio de Fitero y para ello, como ya intuyera Ignacio Baleztena Azcárte, simplifcaron el jeroglífico de tosca factura que simboliza el dicho término [de Ormiñén], con sus romerales, viñas y otros arbustos para quedar reducidos al romero y viña que aparecen en el escudo cortado de Fitero. Añadiendo el interesante dato acerca de la respuesta enviada el 30 de junio de 1861 por el alcalde de la Villa, Nicolás Octavio de Toledo, como respuesta a la solicitud hecha tres días antes por la Diputación Foral de Navarra, a todos los ayuntamientos para que describieran sus escudo de armas a fin de decorar con ellos el Salón del Trono del Palacio de la Diputación Foral de Navarra, declarando que sobre el Escudo de Armas que usa esta Corporación, debo manifestarle que de inmemorial tiempo viene usando en los sellos un "Romero y una Parra", ignorándose su origen y añadiendo que los colores de estas dos plantas son verdes, acompañando al escrito una reproducción del sello. De ahí que en vista de él se pintó en el Salón del Trono el escudo de Fitero, de plata y un Romero de sinople (verde) en la parte superior y una Parra de lo mismo en la inferior, tal como señalara Ignacio Baleztena.
En 1945, el Ayuntamiento encargó la confección de una copia de la vieja y maltrecha Bandera de Fitero, que databa de 1881, malinterpretando el Romero por un Olivo, en las representaciones del Escudo de Fitero que portaba dicho estandarte. Al año siguiente, se instaló en el Paseo de San Raimundo el monumento al Patrón de la Villa realizado por el polifacético artista fiterno Fausto Palacios, quién también rediseñó entonces el escudo de Fitero, dejando de ser un escudo ovalado para pasar a ser de estilo español semicircular, cambiando su fondo de plata por uno de oro, a la vez que la Parra dejó su esmalte de sinople para colorearse de forma natural y se perpetuó la sustitución del Romero de sinople por un Olivo igualmente coloreado; todo ello bajo el timbre de un añadido Yelmo emplumado y orientado a la izquierda, así como una nueva Cruz de Calatrava en gules (rojo) que entonces se acoló al escudo, a imagen y semejanza de como esta Cruz figuraba en el escudo del antiguo monasterio de Fitero. Siendo éste el escudo oficial de Fitero desde entonces hasta mediados de la década de los 80, del pasado siglo. Período en que, poco a poco, el escudo de la Villa acabó siendo sustituido por una variante del que haba rediseñado Ignacio Baleztena, con motivo de su inclusión entre las 155 vidrieras que reprodujeron otros tantos escudos navarros y que se colocaron en 1952, con motivo de la reforma de la planta noble del Palacio de la Diputación Foral de Navarra.

