domingo, 9 de octubre de 2011

El enigma del primer escudo de la Villa

El primer escudo de la villa de Fitero presenta una compleja y enigmática composición. Parte de sus componentes fueron sido identificados por Ignacio Baleztena Azcárate en 1958, siguiendo la pista de su leyenda: Ormiñén propio de la villa de Fitero y considerando que dicha propiedad del termino fiterano de Ormiñén le había sido reconocida a la Villa en 1643 y que desde entonces puso la Villa en el escudo de sus armas un jeroglífico de tosca factura que simboliza el dicho término, con sus romerales, viñas y otros arbustos, añadiendo que más tarde todos los cuarteles y figuras que aparecen en el escudo fueron reducidos al romero y viña que aparecen en el actual. Aunque no anduvo desencaminado Ignacio Baleztena, la verdad es que la sucesión de acontecimientos previos y posteriores fue algo más compleja de lo que expuso.
Ricardo Fernández Gracia y un servidor publicamos los datos de la inhibición que obtuvo el antiguo monasterio cisterciense de Fitero en 1653 para evitar que los fiteranos siguieran usando el escudo que habían comenzado a utilizar, y cuya representación gráfica incluí, de forma algo forzada, en el cómic que junto, con Manuel Rández Garbayo, publicamos en la revista Fitero-84. Algo que facilitó que ayer Francisco Alfaro Pérez pudiera hacer ayer una brillante aportación para la resolución del citado jeroglífico pues identificó la representación del Mojón de los Tres Reyes en el cuartel inferior derecho y, junto a él, en el cuartel inferior izquierdo una descripción casi cartográfica de Ormiñén con respecto a Fitero, creyendo ver en él un esquema del puente sobre el río Alhama que unía dicho término con el lugar donde está ubicado el casco urbano de Fitero. Postulando que la simplificación sufrida en el siglo XIX debió obedecer a que para entonces se hubiera perdido el conocimiento de esta información en la Villa.
Cuando el pasado jueves Francisco Alfaro me avanzó estas novedades de la ponencia que estaba preparando para el XXVI Congreso Nacional de Vexilología, que se está celebrando este fin de semana en Fitero, le felicité por su gran aportación pero también le expuse que no creía que en este último cuartel se describiera dicho puente sino que creía que la figura central del cuartel inferior izquierdo podía corresponder al Monasterio de Fitero y del Lugar o villa de Fitero, tal como se les representaba en el plano de mediados del siglo XVII. Destacando, en cualquier caso, la presencia de los montes en los que los fiteranos de entonces habían adquirido propiedades para ubicar su nueva población, en la margen derecha del río Alhama, en Ormiñén, propio de la villa de Fitero. Propuesta que, además, permitía explicar la duplicidad de los cuatro cuarteles superiores que, además, no eran tales pues si se observa bien se ve que éstos corresponden sólo a dos o, mejor dicho, a dos escudos cortados que figuran duplicados e incluidos en lo que es la primera fila de las únicas dos que tiene el escudo, y en los que se representa tanto a los romerales como a las parras de Ormiñén. Permitiendo hacer una lectura vertical del escudo que facilita tanto la explicación de dicha duplicidad de cuarteles cortados, como la diferencia existente en las líneas que agrupan y dividen los cuatro que no seis cuarteles que tiene el escudo, así como por qué y cómo se simplificó el escudo en 1836. No siendo éste un proceso debido a la ignorancia del significado de los dos cuarteles inferiores, ahora redescubiertos tras casi dos siglos de olvido, sino fruto de una lógica aplastante y del mantenimiento secular entre los fiteranos de sus señas de identidad e independencia.
Así la columna de la izquierda explicaría con su primer cuartel cortado que los romerales de Valderomeral y las parras de Ormiñén, lugar donde los fiteranos estaban intentando lograr su independencia, eran propios de la villa de Fitero, que no sería ya dependiente del vecino monasterio de Fitero que la había fundado y cuyo abad había sido hasta entonces su Señor, tal como figuraba en el cuartel inferior izquierdo. Mientras que la columna derecha explicaría con el escudo abreviado de Fitero y que representaba a la Villa, que ésta mantenía el nombre de Fitero, esto es, el sinónimo del Mojón de los Tres Reyes o reinos de Castilla, Navarra y Aragón, ya que éste es el significado del topónimo medieval (no anterior como muchos otros han supuesto erróneamente) de Fitero y lo que estaba representado en el cuartel inferior derecho. Quedando ambas columnas bajo el timbre de la Corona Real para poner de manifiesto el Patronato Real al que aspiraba Fitero con objeto de dejar de ser una villa abacial, como había sido desde su fundación en 1482. Lo que explica la rápida y a mi juicio merecida inhibición que interpuso y ganó el monasterio en 1653, dejando a la villa bajo su señorío y sin que pudiera hacer uso de su escudo independentista.
Además, esta propuesta también explica por qué tras la Desamortización de 1835 la Villa, en un acto de erudición, recuperó una versión simplificada del escudo abreviado, que figuraba dos veces en la primera fila del original que había caído en desuso en 1653, y que, a su vez, estaba compuesto por los dos cuarteles de los romerales y las parras, ya que para entonces habían perdido sentido el resto de los símbolos aquel complejo escudo reivindicativo. Tanto los otros dos cuarteles de la segunda fila, como la necesidad de que el escudo abreviado figurara duplicado en la primera, así como la presencia de la Corona Real en su timbre. Pues al haber sido exclaustrados los cistercienses ya no era necesario justificar la propiedad de Ormiñén frente a sus antiguos señores monásticos y al no haber ya necesidad de explicar que la Villa y el Monasterio eran entidades diferentes, pues sólo había ya un Fitero, tampoco era necesario el cuartel inferior de la derecha, más aún cuando el reino de España acababa de ser dividido en Provincias en 1833 y, por tanto, la carga semántica del topónimo Fitero como Mojón de los Tres Reyes o reinos medievales había perdido relevancia en la España liberal de aquél momento. De ahí que se suprimiera la segunda fila y que ya no hubiera necesidad de duplicar en la primera el escudo abreviado; quedando también fuera de lugar la recuperación de la Corona Real pues Fitero nunca logró su propósito de pasar a ser una villa real  y mantuvo su carácter abacial hasta diciembre de 1835.
Por lo que creo que tras la brillante aportación de Francisco Alfaro y los comentarios complementarios aquí añadidos y expuestos de viva voz también ayer en el turno de preguntas del XXVI Congreso de Vexilología, hemos contribuido a despejar algo más el enigma del primer escudo de la Villa. Quedándome sólo insistir, como hice ayer en público y ante el alcalde de la Villa, en que se indulte al actual escudo de Fitero y se mantenga la Cruz de Calatrava acolada que añadió Fausto Palacios en 1946, en recuerdo de haber sido Fitero la cuna de esta Órden Militar y, por tanto, hacer uso de la tradición y el argumento que le dio derecho al Monasterio de Fitero para incluirla de esta guisa en su escudo. Además, si estas razones y esta tradición secular y diferencial de Fitero le bastaron a Ignacio Baleztena, cuando a mediados del siglo XX normalizó la mayoría de los escudos municipales de Navarra, ¿por qué no habrían de seguir sirviéndonos ahora? En cualquier caso, sería bueno evitar la proliferación de las tres variantes de escudos oficiales en uso actualmente por el Ayuntamiento de Fitero.