Con motivo de las fiestas patronales de San Raimundo de Fitero y en presencia de diversas autoridades, entre las que destacaba la del presidente del Gobierno Foral de Navarra, Miguel Sanz, la villa de Fitero ha estrenado esta mañana medio lluviosa de sábado los dos nuevos gigantes de la Cueva de la Mora, que representan a los protagonistas de una de las dos leyendas románticas que ideó el escritor sevillano Gustavo Adolfo Bécquer durante su estancia en Baños de Fitero, poco después de casarse en 1861 con Casta Esteban, natural de la no muy lejana localidad soriana de Noviercas.
Los nuevos gigantes corresponden al caballero cristiano, señor o tenente del fronterizo castillo pamplonés de Caparroso, y a la doncella mora, hija del alcaide del castillo zaragozano de Tudején (despoblado de Fitero). Plazas fuertes que, en 1073, recoge la Historia que participaron en un acontecimiento que vinculó a estas dos poblaciones mucho antes de que, desde 1374, ambas pasaran a pertenecer al reino de Navarra. En el siglo XI ambos castillos eran dos de las fortalezas más importantes existentes en la frontera de los reinos de Pamplona y Zaragoza, dándose la circunstancia de que los pamploneses conquistaron el castillo musulmán de Tudején poco antes de que, en represalia, los musulmanes que salieron de la zaragozana Tudela conquistaran el de Caparroso y provocaran la firma de las nuevas paces entre ambos reinos, cuya inmediata consecuencia fue la devolución de ambos castillos fronterizos a sus centenarios propietarios. Marco histórico en el que Bécquer situó la inviable historia de amor entre el caballero cristiano y su amada mora. A la que, poco antes de morir y aprovechando sus últimas fuerzas, intentó bautizar pero que parece que no lo consiguió y que, debido a ello, el ánima de ella todavía more en las proximidades de las ruinas del fiterano castillo de Tudején, saliendo todas las noches de la famosa Cueva en busca del agua del cercano río Alhama, con la que saciar la sed de su amado herido de muerte.
Sólo me queda añadir que, desde hoy, también es un gran motivo de satisfacción ver como estos gigantes de la Cueva de la Mora, cuyas vestimentas se han inspirado completamente en las que diseñamos y utilizamos en las representaciones teatrales de esta leyenda, en los meses de agosto de 2005, 2006, 2009 y 2010, hayan pasado a formar parte de la comparsa de gigantes y cabezudos que acompaña a los fiteranos en las grandes celebraciones. Por lo que tenemos otro motivo más para seguir agradeciendo a Bécquer que su obra y su fama sigan ayudando a promocionar la Villa y los Baños de Fitero.