Existen muchos Humilladeros en la geografía Ibérica, se trata de construcciones sencillas en las que hay una columna de piedra, sobre la que suele haber un Crucifijo, una Virgen o, como suele ser más habitual y es también el caso de Fitero, ambas figuras en una misma escultura popular ante la que los fieles se arrodillaban o humillaban, de ahí su nombre. Dada su ubicación como hito o mojón que estaba junto al camino más transitado de los que conducían a la entradas y salidas que había en las afueras del casco urbano de las villas o ciudades, como muestra de piedad entres sus vecinos y para fomentarla entre los viajeros que se acercaban a ellos, también se suele denominar a los Humilladeros o Cruceros como Cruz de Término.
A veces, como es el caso de Fitero, el Cristo del Humilladero está cubierto por un templete o incluso se puede haber convertido en una construcción más compleja, con su capilla y lugar de oración, siendo entonces considerados como ermitas, como en el municipio riojano de Grávalos, cuya ermita del Humilladero (posiblemente del siglo XVIII y de estilo barroco, aunque completamente reconstruida en el siglo XX) alberga la imagen de su co-patrona: la Virgen del Humilladero (La Piedad: Virgen con el cadáver de Cristo en brazos). Lugar que esta mañana invernal he visitado junto con mi amigo igeano Miguel Álvarez.
Otra característica de los Humilladeros es que están cerca de una fuente o pozo en el que los viandantes saciaban su sed. En Fitero tenemos que recordar que junto al Humilladero discurre el trazado de la primera acequia de piedra (hoy en día bajo tierra), que conducía el agua del río Alhama hasta el molino que los cistercienses construyeron junto al edificio del primer monasterio que tuvieron en Fitero desde 1152, antes de que se trasladaran al segundo y definitivo Monasterio de Fitero, cuya iglesia fue consagrada en 1247. Pero, sobre todo, que no lejos de allí, subiendo por la cuesta de la Mejorada, en la carretera que conduce a Baños de Fitero y a Grávalos, se encuentra la Fuente del Obispo. Al igual que, en Grávalos, a una distancia similar de la ermita gravaleña del Humilladero se encuentra también a las afueras de la población, en la carretera que conduce a Baños de Fitero y a Alfaro, la fuente Fon-Podrida, llamada así por el olor que exhalan sus saludables aguas sulfurosas que, desde 1843, son explotadas por el balneario de Grávalos que, con este fin, fue construido sobre ella y que recientemente ha sido reconstruido y ampliado con modernas y atractivas instalaciones que entrarán en funcionamiento el mes que viene.
En los alrededores de Fitero, el Humilladero de Grávalos es el único que todavía queda en pié. Por lo que podemos considerarlo como un elemento común que, junto con la existencia de balnearios en ambas localidades, debería contribuir a que fiteranos y gravaleños compartiéramos más cosas, a pesar de pertenecer a Comunidades Autónomas limítrofes.