El popular nombre de esta fuente hace referencia al acontecimiento de su inauguración. Acontecimiento que ocurrió el 13 de agosto de 1859, fecha en la que el Ayuntamiento de Fitero concluyó la construcción del elemento arquitectónico que aún existe a las afueras de la villa, situado poco antes del arranque de la cuesta de La Mejorada, en la carretera NA-160 que conduce hacia Baños de Fitero y a la frontera con La Rioja, donde está el limítrofe barrio de la Venta del Baño, que pertenece ya a Cervera del Río Alhama.
El acto inaugural de este monumento fue presidido por el obispo de Tarazona, a la sazón, el riojano Cosme Marrodán Rubio (1802-1888), que en 1858 había sido promovido a dicha sede episcopal, situada en la también limítrofe provincia de Zaragoza, y que, además, se convirtió así en el primer obispo turiasonense que empezó a ser administrador apostólico de la diócesis navarra de Tudela, hasta que ésta pasó a depender de la archidiócesis de Pamplona en 1955. Esto es, la inauguración de esta fuente acaeció sólo unos meses después del nombramiento de este obispo y el acto debió coincidir con la primera visita apostólica que este obispo hizo a la villa. Desde entonces, el elemento arquitectónico en el que se encuentra la fuente ha sido remodelado en varias ocasiones, la primera de ellas en 1885, destacando que, a finales del año siguiente, se construyó junto a ella un lavadero público cubierto, cuya ejecución fue encomendada a Generoso Berges. Después siguieron las reformas de 1927, en las que se eliminó el lavadero, y también las de 1975, que sirvieron para adecentar ligeramente el que parecía que iba a ser su definitivo diseño. Aunque la que lo ha dejado en el lamentable y poco atractivo estado en el que ahora se encuentra, fueron las acometidas con tan poco gusto en 2005. Al completarse la fase final del camino peatonal que, desde entonces, comunica el casco urbano de la Villa con las cercanías de Baños de Fitero. Desafortunadamente, en esta última transformación también fueron eliminados los dos pilones rectangulares que estaban situados donde ahora suelen colocar el contenedor de basura, junto a la farola, y cuya finalidad era la de aplacar la sed de las caballerías que aún ayudaban en las labores agrícolas de los fiteranos. Por lo que se han perdido parte de los elementos originales y se han añadido otros que están fuera de lugar. A la vez que también cabe señalar que las recientes edificaciones realizadas en sus cercanías también han afeado y reducido el espacio destinado a esta fuente. De modo que ahora ya no tiene el encanto que tenía este agradable rincón de la villa que, en las noches de verano, sobre todo, permitía que en sus frescas instalaciones se disfrutara de interesantes tertulias.
No obstante, las rumorosas aguas que manan de esta fuente parecen estar clamando por una remodelación que la embellezca y le devuelva la gracia y la elegancia que debería tener este rincón, para solaz y disfrute de los viandantes que se acerquen a ella. Por lo que sería muy de agradecer que las autoridades se ocuparan de su reforma y que, en un acto de civismo ejemplar, también eliminaran de su contorno el contenedor de basura y la disonante señal de tráfico que también han puesto allí, despejando su espacio de objetos que están fuera de lugar. Así como que reconocieran a la fuente del obispo como uno de los Monumentos de Interés Local, inventariándolo como tal y dotándolo del correspondiente panel explicativo, al estilo a las que suele haber en todo lugar de interés turístico.