El peligro del firme de la carretera local NA-6991, que conduce a Ágreda (Soria) a través de la nacional N-113, es tan grave que hasta han puesto un cartel, que destaca por su vivo color amarillo fosforescente, para que lo tengan en cuenta quienes se atrevan a circular por su casi único carril. Cosa que no está nada mal para aquellos que estén dispuestos a correr el riesgo de tener que salirse de la calzada, si se encuentran con otro vehículo en dirección contraria, o a dejarse los amortiguadores en cualquiera de sus innumerables y parcheados baches. Aunque aún sería mejor si, además de este cartel, pudiéramos ver muy pronto otros avisos que anuncien el comienzo de las obras de ampliación y mejora de esta carretera, cuya recuperación y reforma hace tiempo que debería haberse puesto en marcha. Especialmente cuando recordamos que en su trazado se ha recuperado el circuito de las antiguas pruebas automovilísticas de la que, en la década de los años ochenta del pasado siglo, llegó a ser la famosa Subida a Valdeza, y que han sido renombradas como Rally Villa de Fitero, celebrándose anual e ininterrumpidamente desde 2007. Pues también hay que destacar que estas competiciones de montaña, únicas en la Ribera de Navarra, son un interesante foco de atracción turístico-deportivo que se debería aprovechar para que los amantes de este deporte visiten Fitero y descubran los tesoros que ofrece nuestra villa.
Al margen de cual sea el estado presente y futuro de esta carretera local, cabe llamar la atención sobre un objeto curioso que hay en ella o, mejor dicho, junto a ella. Concretamente, en el talud que hay junto a su arcén derecho, tras dejar atrás el casco urbano y subir la cuesta que permite salir de la hoya del Puente y poco antes de llegar al camino que lleva hasta Roscas. Allí se encuentra una lápida borrosa y solitaria cuya inscripción hace mucho tiempo que es completamente indescifrable pero que, gracias a la obra del historiador fiterano Manuel García Sesma, aún podemos saber a qué funesto suceso hace referencia y saciar así la curiosidad de quienes pasan junto a ella al pasear por tan agradable paraje: Es el hito funerario de Celestino Córdoba: un vecino de Olvega [Soria], que murió trágicamente en este sitio, el 12-XII-1921, a los 48 años. Venía a Fitero a comprar vino, con un carro. Se desbocó la mula y al tirarse Celestino imprudentemente por delante del carro para sujetarla, le pasó una rueda por encima y lo reventó. Iba en compañía de un hijo suyo y fue enterrado en Fitero. En la lápida se lee aún dificultosamente: "Recuerdo de su esposa e hijo".
Quizá, en un futuro y con motivo de las necesitadas obras de reforma de esta carretera, podría adecuarse el entorno de esta solitaria y borrosa lápida para que este lugar se pudiera convertir en un rincón interesante para quienes se sigan animando a pasear por sus alrededores.
Quizá, en un futuro y con motivo de las necesitadas obras de reforma de esta carretera, podría adecuarse el entorno de esta solitaria y borrosa lápida para que este lugar se pudiera convertir en un rincón interesante para quienes se sigan animando a pasear por sus alrededores.