En agosto de 1994 se promulgó la Orden Foral correspondiente al Plan Especial de Protección y Restauración Interior (PEPRI) del área 2 de las Normas Subsidiarias de Urbanismo de 1987, de Fitero (BON 95/1994), por medio del cual se definió, recuperó, restauró y reguló la gestión urbanística del entorno al antiguo Monasterio de Fitero inmediatamente anejo a éste. Esto es, el que comprende la manzana en la que se encuentran tanto el barrio del Cortijo como gran parte del antiguo monasterio. Habilitando el paso que comunica la Plaza de la Iglesia tanto con la de San Raimundo, a través del Cortijo, por el antiguo corredor de los Conversos, como con la Plaza de los Ábsides y su nueva salida por la Calle Alfaro, así como la reconstrucción del claustro nuevo o Plaza de las Malvas y de las antiguas dependencias situadas en ella. Con esta definición del entorno conexo del Monasterio de Fitero se ampliaba el Patrimonio Arquitectónico de Fitero que, desde 1931, sólo consideraba ambiguamente al desaparecido Monasterio de Fitero como Monumento Nacional. Redefinido en 1985 como Bien de Interés Cultural sin por ello haber aclarado su descripción.
En mayo de 2005 se promulgó el Plan Municipal de Urbanismo de Fitero (BON 61/2005), que había sido aprobado provisionalmente en octubre de 2002, y en él se distinguían tres niveles de protección del Patrimonio Arquitectónico: Integral, Estructural y Medioambiental. Acogiéndose al primero de ellos el propio Monasterio de Fitero, haciendo referencia a lo reglamentado para éste y su entorno conexo, en el citado PEPRI, y tan sólo a uno de los varios elementos pertenecientes a su entorno disperso, de los que actualmente se encuentran dentro del término municipal de la villa y que hasta entonces carecía de cualquier tipo de protección: el Cristo del Humilladero, dejando a los demás elementos dispersos del antiguo Monasterio de Fitero desamparados. Aunque mencionando a dos de ellos, la casa del Soto y a la nevera de San Valentín, entre los candidatos a formar parte de una futura propuesta de normativa de protección del Patrimonio Arquitectónico de Fitero. Además, este plan municipal también aumentó el número de inmuebles que debían conservarse, acogiéndose todos ellos sólo al nivel de protección medioambiental, admitiendo en esta categoría trece construcciones que, en vez haberse protegido y asegurado su futuro, poco a poco han ido desapareciendo de la Villa. Fin al que parece que también están destinados el Cristo del Humilladero y la nevera de San Valentín, si sus respectivos propietarios no lo remedian o si las Administraciones Públicas no asumen sus competencias y responsabilidades acerca de la conservación del patrimonio de los fiteranos.
Dado el rico Patrimonio Histórico de Fitero resulta evidente la pobreza de alcance y de futuro que recoge el actual Plan Municipal de Urbanismo de la Villa. Sin duda, la apertura del entorno del antiguo Monasterio de Fitero supuso un gran avance para recuperar la riqueza arquitectónica de éste, como parte nuclear de su Patrimonio Arquitectónico, además de contribuir a la reordenación de us urbanismo. Sin embargo, va siendo hora de que las autoridades se tomen la molestia de hacer que afloren todas las joyas del rico Patrimonio Histórico de Fitero y de que preparen un Plan Director que haga de él un verdadero motor para el desarrollo socio-económico y cultural de Fitero.
No cabe duda de que si se promocionara más y mejor el Patrimonio Histórico de Fitero y si se cuidaran más los detalles que podrían hacer aún más atractivos cada uno de los interesantes rincones de la Villa, el turismo que podría venir, atraído por los Baños de Fitero y por todas las dependencias que un día pertenecieron al antiguo monasterio cisterciense, podría ser una verdadera fuente de riqueza para todos, los fiteranos y los que nos visitan. Para lograr este objetivo, el turismo debería dejar de ser algo ocasional o accidental y Fitero no debería seguir siendo un gran desconocido incluso en Navarra. Va siendo hora de que se planifiquen las medidas necesarias para que relumbren como merecen sus atractivas joyas, va siendo hora de disponer de un Plan Director que nos conduzca a destacar como merecen las virtudes de Fitero. Ojalá, por el bien de todos los fiteranos, las próximas elecciones municipales hagan reflexionar a los candidatos y que éstos incluyan un Plan Director como un elemento destacado de sus programas electorales.