En el cercano monte Yerga (sector central del Sistema Ibérico) están las ruinas de la desaparecida ermita de Nuestra Señora de Yerga que, desde finales del siglo XII hasta la Desamortización de Mendizábal del segundo tercio del siglo XIX, había sido una granja cisterciense del imperial monasterio de Santa María la Real de Fitero.
Tras la citada Desamortización de 1835, la imagen románica de la virgen de Yerga fue trasladada a la parroquia de Autol y la ermita de Yerga quedó abandonada y se arruinó al no ser mantenida por sus nuevos propietarios: los vecinos de Autol, tras quedar completamente desvinculada del pasado histórico que le unía con el monasterio de Fitero.
En el monte Yerga nunca hubo un monasterio, ni cisterciense ni de ninguna otra clase. Tan sólo fue una pequeña ermita que adquirieron los monjes de Fitero, cuando ya llevaban instalados más de medio siglo en el valle del Alhama, para aprovechar los pastos de este monte e instalar, cerca de su cima, una pequeña granja que, con el tiempo, se convirtió en ermita. Todo lo demás pertenece al magnífico y divertido mundo de los mitos y las leyendas que tanto abundan y que son tan populares.