sábado, 26 de noviembre de 2011

La ermita de la Virgen de Olmacedo

 A los pies del Moncayo y a las afueras de Olvega se encuentra la ermita de su Patrona, la Virgen de Olmacedo, que junto con su coto redondo pasaron a pertenecer al Monasterio de Fitero en 1252, siendo consagrada su iglesia el 15 de Mayo de 1269 por el obispo de Tarazona. Estos cistercienses mantuvieron su posesión hasta la Desamortización de 1835, figurando como una basílica entre los bienes que entonces se incluyeron en su inventario, junto con unas tierras contiguas, arrendadas al santero por 16 robos de trigo anuales, que se invierten en la conservación de aquella, tal como publicara Manuel García Sesma.
Mi amigo Ángel Almazán de Gracia publicó que en 1770, el párroco de Olvega afirmaba que la imagen mariana "es venerada con devoción de los pueblos circunvecinos, y en tiempo de calamidades de bastante concurso", así como que en 1865 consta que el Ayuntamiento [de Ólvega] la había reparado "luego que el Gobierno vendió las tierras y dejó abandonada la ermita y la casa (del santero)", tras la citada Desamortización. Además añadió detalles relativos a su romería, que aún se celebra el domingo anterior a la Ascensión, y también acerca de la leyenda que cuenta la milagrosa aparición sobre un olmo centenario de la imagen que hasta entonces parece que debía ser conocida como la Virgen de Calatrava, poco después de que los cistercienses de Fitero hubieran empezado a trasladarla hacia su monasterio, junto con el resto de bienes que tenían en Olvega. Una leyenda muy parecida a la del origen de la Virgen de la Barda, basada también en la tradición impulsada por los monjes de Fitero para relacionar a la Patrona de Fitero y de Olvega con su fundador y el de la Orden Militar de Calatrava.
El retablo del altar mayor data de 1657 y parece que procede del Monasterio de Fitero y, tras la rehabilitación del interior de la ermita que se llevó a cabo en 2006, ya no se conserva en la capilla del Cristo de La Vega los dos cuadros pertenecientes a su retablo barroco en los que figuraban a San Raimundo de Fitero y Diego Velázquez, pues fueron trasladados a las dependencias parroquiales.
No estaría nada mal que en el cuidado y agradable espacio en el que se encuentran la ermita de la Virgen de Olmacedo y la contigua casa del santero, hubiera un panel explicativo en el que se describiera la relación de esta basílica con el antiguo Monasterio de Fitero. Sería una buena forma de potenciar el turismo en ambos lugares a la vez que se podrían recuperar los perdidos vínculos debidos a su común pasado cisterciense.