Tras la sublevación realista de junio de 1822, los pueblos navarros se encontraron inmersos entre dos fuegos durante el resto del año. En la Ribera las cosas no estaban bien, como publicó Ramón Del Río Aldaz, añadiendo que así era hasta el punto que el 2 de febrero el ayuntamiento de Tudela había pedido al gobierno tener relaciones con Zaragoza por estar incomunicados con Pamplona. Aunque también señaló la posibilidad de que los tudelanos, a raíz de los enfrentamientos, prefiriesen tratar con el de Zaragoza. Para estas fechas, ya había un nuevo ayuntamiento -elegido por las urnas-, que era plenamente liberal. Por entonces, George Bessières, al frente de un ejército realista formado por unos 5000 hombres, atacaron los Arrabales de Zaragoza, donde fueron rechazados por su corta guarnición y Milicia, como publicó Manuel Pando Fernández de Pinedo. De allí, los realistas se dirigieron hacia la villa navarra de Fitero, donde se enfrentaron a la partida del ejército liberal mandada por el lodosano Joaquín Romualdo de Pablo y Antón, más conocido como Chapalangarra, e hicieron que el escenario bélico de Fitero figure de forma destacada como la última acción de importancia en la Merindad de Tudela en esta guerra, casi olvidada y que algunos consideran como la Primera Guerra Civil Española.
Desconozco los detalles acerca de esta batalla y, por tanto, el lugar concreto de Fitero en el que se produjo, sólo que el día 26 [de febrero de 1823] Chapalangarra derrotaba a Bessières en Fitero, haciéndole 85 presos. Si bien éste, al frente de su ejército realista, logró escapar y continuar camino de Guadalajara y fuera ya de Navarra, Bessières fue perseguido por [el Capitán General portorriqueño Demetrio] O'Dali y [Juan Martín Díez] el Empecinado -según el parte-, después de que había estado trayendo de cabeza tanto a los generales como a todo Madrid durante un mes, como señaló Ramón del Río. No obstante, ésta y otras victorias que los liberales obtuvieron entonces en Navarra carecieron de importancia militar, pues poco después, el 7 de abril de 1823, se produjo la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, ejército francés que estaba encabezado por Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema, que por encargo de la Santa Alianza repuso a Fernando VII de Borbón al frente otra vez de su régimen absolutista, dando fin al Trienio Liberal.
En esta guerra no parece que los vecinos de Fitero se vieran afectados, aunque los términos de la Villa fueron protagonistas de sendos episodios bélicos, tanto al principio como casi al final de la misma.
Desconozco los detalles acerca de esta batalla y, por tanto, el lugar concreto de Fitero en el que se produjo, sólo que el día 26 [de febrero de 1823] Chapalangarra derrotaba a Bessières en Fitero, haciéndole 85 presos. Si bien éste, al frente de su ejército realista, logró escapar y continuar camino de Guadalajara y fuera ya de Navarra, Bessières fue perseguido por [el Capitán General portorriqueño Demetrio] O'Dali y [Juan Martín Díez] el Empecinado -según el parte-, después de que había estado trayendo de cabeza tanto a los generales como a todo Madrid durante un mes, como señaló Ramón del Río. No obstante, ésta y otras victorias que los liberales obtuvieron entonces en Navarra carecieron de importancia militar, pues poco después, el 7 de abril de 1823, se produjo la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, ejército francés que estaba encabezado por Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema, que por encargo de la Santa Alianza repuso a Fernando VII de Borbón al frente otra vez de su régimen absolutista, dando fin al Trienio Liberal.
En esta guerra no parece que los vecinos de Fitero se vieran afectados, aunque los términos de la Villa fueron protagonistas de sendos episodios bélicos, tanto al principio como casi al final de la misma.