Esta mañana fría de primavera hemos salido de Fitero un poco antes de las 7, cuando los dos autobuses que ha organizado el Ayuntamiento de Fitero para dar facilidades a los fiteranos que quisieran acudir a la ceremonia de beatificación del Venerable Juan de Palafox y Mendoza, en la catedral soriana del Burgo de Osma, comenzaban a llenarse. Como hemos llegado muy pronto al Burgo, nos ha dado tiempo de desayunar en un café de la porticada Calle Mayor, antes de dirigirnos al sinuoso callejón del Caracol, que conduce directamente a la puerta del claustro de la catedral. Cuando hemos llegado allí nos hemos encontrado conque las cuatro crujías del claustro estaban repletas de sillas, con un pasillo central, y numerosas pantallas de televisión de buen tamaño, con objeto de que el pueblo llano pudiera asistir con cierta comodidad a la celebración de la citada beatificación. El interior de la catedral, aunque quedaba mucho espacio libre, principalmente estaba reservado para distintos representantes del clero así como de numerosos políticos de México, Castilla y León, Aragón y Navarra, destacando entre estos últimos la presencia del alcalde de Fitero, Pachi Yanguas Fernández. Cuando hemos llegado al claustro, poco antes de las 9, ya había fiteranos ocupando las primeras filas y no es de extrañar el madrugón pues no en vano se esperaba la asistencia de 3.000 personas procedentes de diversas partes de España y de México, especialmente, de Puebla de los Ángeles.
La ceremonia ha empezado poco después de lo previsto, que era a las 10 de la mañana, destacando por su calidad y buen hacer tanto el coro como los músicos que la han amenizado de principio a fin, esto es, hasta las 12 del mediodía. El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y Legado Papal para el acto, cardenal Angelo Amato, ante 40 obispos, 5 de ellos cardenales, ha leído la Carta Apostólica mediante la cual el Papa Benedicto XVI ha declarado que el fiterano Juan de Palafox puede ser venerado con el nombre de Beato a partir de ahora, concluyendo así un proceso que había comenzado en 1666. Seguramente, una de las causas de beatificación más longevas de la Historia de la Iglesia Católica, por lo que esperemos que el paso que falta para que declaren Santo al nuevo Beato sea mucho más breve. Aunque ya se puede visitar el monumento en el que ahora descansan los restos de Juan de Palafox, en la capilla de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, de la catedral del Burgo de Osma, y ya se puede tocar, como hoy han hecho muchos después de asistir a la ceremonia de beatificación, la cara de la urna funeraria que tiene una placa en la que destacan el escudo episcopal de este ilustre fiterano, cuyo lema fue Amor meus Crucifixus est, junto al reconocimiento que hoy, finalmente, se le ha rendido públicamente al nuevo Beato Juan de Palafox.