domingo, 8 de enero de 2012

El desconocido culto a las Ninfas en Baños de Fitero

Es curioso cómo algunas veces el desconocimiento de la geografía local, unido a una alta dosis de imaginación y de cierta desfachatez, lleva a confusiones tan graves como la de suponer que en Baños de Fitero existió un culto romano a las ninfas del que no hay ninguna noticia ni base histórica. Desafortunadamente, tal ocurrencia fue publicada hace más de una década en la prestigiosa revista Príncipe de Viana y eso está provocando que desde entonces se cite en la bibliografía académica el erróneo trabajo del cerverano José Manuel San Baldomero Ucar, titulado Las ninfas de Niencebas. Aproximación hermenéutica a la religiosidad romana del culto a las aguas en los Baños de Fitero, como referencia a un inexistente culto a las ninfas en las termas romanas de Fitero. Con el perjuicio que causa en el progreso del conocimiento de la Historia de Fitero, el vertido de información errónea o simplemente falsa como ésta.
La doble confusión en la que el autor basó su alucinante teoría consistió en suponer, por una parte, que la etimología de la antigua villa de Niencebas (despoblado de Alfaro) -en la que San Raimundo de Fitero fundó el primer asentamiento del primer monasterio cisterciense de la península Ibérica, una vez que esta villa había quedado desierta pocos años antes de 1140 y siendo también dicha villa el origen del apellido toponímico Bienzobas- procedía de Nymphae Aquae. Así como que, por otra parte, la villa de Tudején (despoblado de Fitero) al que pertenecían los Baños de Fitero, conocidos hasta 1973 como Baños de Tudején, también se despobló y, por tanto se convirtió en una villa desierta casi un siglo después de que lo hubiera hecho la de Niencebas, no era otra villa distinta de ésta sino la misma. Todo ello a pesar de que hay restos arqueológicos y documentales que ubican a una enfrente de Baños de Fitero, en la margen derecha del río Alhama, y a la otra en la falda meridional de Yerga y en la margen izquierda del Alhama, separados los núcleos urbanos de ambas por unos 7 kms. en línea recta. Nada de esto fue obstáculo para que San Baldomero identificara, quizá por arte de magia o por simple ignorancia, la villa de Tudején con la de Niencebas y que, de ahí, pasara a relacionar los Baños de Fitero o antiguos Baños de Tudején con los inexistentes Baños de Niencebas o, según él, Baños de las Ninfas del Agua.
Ojalá los historiadores y los interesados en la Historia de Fitero no sigan cayendo en el error provocado por este absurdo trabajo de San Baldomero, carente de toda base y que demuestra un gran desconocimiento de la geografía, historia y arqueología local.