miércoles, 16 de julio de 2008

Desinformación y Turismo en Fitero

Recientemente ha aparecido un cartel en el Paseo de San Raimundo de Fitero en el que se recoge el disparate histórico de que el Patrón de la villa de Fitero, antes de ser abad en su ubicación temporal de Niencebas (despoblado de Alfaro), pudo haber sido canónigo de la catedral de Tarazona.
Conviene recordar que San Raimundo de Fitero no fue canónigo del obispado que le usurpó su monasterio de Fitero, como ya demostrara hace casi dos décadas el investigador fiterano Manuel García Sesma, y que con este texto se oculta el asalto armado realizado en 1159 por parte de las tropas que para ello envió el obispo de Tarazona, que robaron y apalearon a los monjes que allí había dejado San Raimundo, mientras estaba en Calatrava (despoblado en Carrión de Calatrava), y que forzaron a los pocos cistercienses que allí habían quedado a huir campo a través y solicitar el asilo y auxilio de su obispo, en Calahorra.
También se oculta que, como resultado de este asalto, San Raimundo y sus monjes no pudieron regresar a su monasterio de Fitero, viéndose obligado el santo a morir en su exilio toledano de Ciruelos, mientras reclamaba que le devolviesen su monasterio y veía cómo se había instalado en él una segunda comunidad cisterciense que, como la que él presidía, procedía de allende los Pirineos (l'Escaladieu).
El rey de Castilla, Alfonso VIII el Bueno, apoyó a San Raimundo, al igual que hizo el obispo de Calahorra, que pleiteó con el de Tarazona por recuperar para su diócesis el monasterio de Fitero, incluso ante el Papa, hasta que, en 1187, se dio por vencido y así quedó impune este atropello.
También es más que dudosa la presencia de los templarios en Calatrava que se cita en este cartel y mucho más que los templarios la abandonasen por miedo a un posible ataque musulmán. Esta leyenda parece tener su base en la propaganda que hizo el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, para enaltecer la valentía demostrada por los calatravos desde los orígenes de la primera Órden Militar de la península Ibérica.
¿Por qué se le da ahora pábulo a estas leyendas que carecen de base histórica alguna?
¿A qué viene la promoción institucional de esta desinformación y desorientación para los turistas que puedan visitar Fitero y que se interesen por sus orígenes y por los de la fundación de la Órden Militar de Calatrava?
¿No es posible fomentar el turismo con información lo más verídica posible, en vez de hacerlo con falsos mitos y leyendas que, además de desinformar, faltan a la realidad histórica y manchan el buen nombre del Patrón de la villa de Fitero?