Pocas semanas después de la derrota sufrida por la partida realista del faccioso cirbonero Fermín Echevarri Salaberri en Corella, ésta volvió a cruzar el Ebro, reapareciendo el 1 de Agosto de 1822 en Alfaro, donde secuestró a su alcalde, obligándole a que le acompañara a Cintruénigo. Allí llegó la partida realista de Salaberri con unos 100 hombres de infantería y caballería; y [a pesar de que éste era] natural de dicho pueblo, lo ha tratado con tan poca consideración, como pudiera haberlo hecho en un país enemigo.
Al día siguiente, tal como consta en el parte de guerra emitido el día 3, favorecidos por la obscuridad de la noche, se presentaron en Cascante a las cinco de la mañana en número de 60 de a caballo; se llevaron las armas sobrantes de los milicianos que se hallaban en su persecución; en seguida pasaron por Monteagudo con dirección a Tarazona, y a tiro de fusil de aquel pueblo [entre la Virgen del Camino y Novallas] fueron alcanzados a las 9 de la mañana por los milicianos de Tudela y de Cascante [bajo el mando de Manuel Martínez de Morentin], los cuales les hicieron un fuego vivísimo por espacio de media hora, poniéndose al cabo en una vergonzosa fuga.
Los facciosos se dirigieron hacia la Dehesilla [en la falda del monte Castillo, junto a Tudején (despoblado de Fitero) y enfrente de Baños de Fitero], en donde se reunieron con la infantería que les esperaba; y a las seis de la tarde volvieron a Cintruénigo, y maltrataron a un patriota hasta el punto de vendarle los ojos para arcabucearle. Por fin a las once de la noche se marcharon a la montaña [hacia Falces, donde estuvieron el día 4, antes de acabar incorporándose a las tropas del mariscal de campo Vicente Quesada [Arango], el día 9 de Agosto, en Alsasua] con unos 100 reclutas que hicieron en su expedición a la Ribera, y las armas de los milicianos que desarmaron.
Los facciosos se dirigieron hacia la Dehesilla [en la falda del monte Castillo, junto a Tudején (despoblado de Fitero) y enfrente de Baños de Fitero], en donde se reunieron con la infantería que les esperaba; y a las seis de la tarde volvieron a Cintruénigo, y maltrataron a un patriota hasta el punto de vendarle los ojos para arcabucearle. Por fin a las once de la noche se marcharon a la montaña [hacia Falces, donde estuvieron el día 4, antes de acabar incorporándose a las tropas del mariscal de campo Vicente Quesada [Arango], el día 9 de Agosto, en Alsasua] con unos 100 reclutas que hicieron en su expedición a la Ribera, y las armas de los milicianos que desarmaron.
El alcalde de Corella, que les había hecho resistencia cuando pasaban por dicho pueblo con dirección a Cintruénigo, pudo salvar su vida a costa de 19 duros.