Hace más de una década que revisando la documentación más antigua que se conserva del desaparecido Monasterio de Fitero y que data de la época de su fundador y primer abad así como fundador de la Orden Militar de Calatrava, San Raimundo de Fitero, me topé con unos datos curiosos y que habían pasado desapercibidos hasta entonces. En ellos se hacía referencia a la adquisición que este abad hizo, a mediados del siglo XII, de algunos terrenos ubicados entre Pañetero, entonces término del castellano castro de Tudején (despoblado de Fitero), y la pamplonesa villa de Cintruénigo, en la margen izquierda del Alhama, así como el barranco de La Nava, en la margen derecha, y que pertenecían a la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén o, coloquialmente, a los hospitalarios, así como que en dicho terreno debió haber existido una villa, ya entonces despoblada e incorporada a Cintruénigo, denominada Lorcenec o Lorcénigo.
La presencia templaría en Cintruénigo es poco conocida y también hay quienes todavía no saben que el primer monasterio cisterciense de la península Ibérica fue el de Fitero. No obstante, lo que aún es casi completamente desconocido es el hecho de que los hospitalarios que habían construido el famoso hospital de Santa Cristina de Somport (Aísa) para facilitar el paso de los Pirineos a los peregrinos europeos que se dirigían hacia Santiago de Compostela, también se hubieran asentado en la vecina localidad cirbonera a mediados del siglo XII y que allí algunos de sus cofrades establecidos en Cintruénigo y dependientes de Santa Cristina de Somport hubieran mantenido una especie de granja o explotación agraria, desde la que explotar diversas heredades locales en la antigua Lorcénigo.
Hace cuatro años, mi amigo Francisco Alfaro Pérez publicó un libro sobre la historia de esta villa cirbonera y, dos años después, otro amigo común, Salvador Remírez Vallejo, fue uno de los autores de otro libro sobre el desaparecido castillo de Cintruénigo. Gracias a estos trabajos y a otros similares se ha venido avanzando en el conocimiento de la Historia Medieval de esta región del valle del Alhama, aunque aún queda mucho por descubrir. Especialmente en lo que se refiere a las relaciones existentes entre los cistercienses de Fitero, los hospitalarios y los templarios de Cintruénigo, entre mediados y finales del siglo XII.