sábado, 7 de mayo de 2011

El lamentable estado de la ermita de San Sebastián

En el Tercer Congreso de Historia General de Navarra, celebrado en Pamplona, en septiembre de 1994, el cirbonero recién galardonado con el premio Príncipe de Viana de la Cultura de 2011, Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, publicó un trabajo muy interesante y que, desgraciadamente, sigue vigente: La destrucción de la memoria colectiva. Un ejemplo navarro, cuyo objeto era el de reclamar la atención hacia un gravísimo problema: La destrucción acelerada de las muestras visibles del pasado, hechos que algunos lamentan, a otros deja indiferentes y casi nadie evita eficazmente. En esta comunicación, el citado académico de la Historia ponía de manifiesto el valor de los testimonios materiales como hitos de referencia para la memoria histórica de los pueblos, que se ha venido transmitiendo de generación en generación. Así como que, una vez desaparecidos estos testimonios, el recuerdo de la memoria colectiva se pierde y, en el mejor de los casos, se convierte en materia científica de interés puramente académico para el reducido ámbito de los eruditos interesados en su estudio. Como ejemplo, citaba el caso de su pueblo, exponiendo un inventario de las pérdidas que había presenciado, sufridas en el último medio siglo por el patrimonio de un pueblo concreto de Navarra: Cintruénigo. Aclarando que la causa última de todas estas pérdidas es el desamor, la desestima, el olvido de la propia historia, uno de los valores hoy en baja. Se ha imbuido a la gente que el dinero -el dinero por sí mismo, como fin, no como medio- es lo único deseable, lo único que merece un esfuerzo. Aunque se quieran justificar con variados pretextos, las destrucciones del patrimonio son siempre impulsadas por quienes de una u otra manera obtienen así un beneficio económico inmediato. Y toleradas por la ignorancia de unos y la pasividad de otros. Nada importa el despojo, el perjuicio al pueblo como comunidad actual y futura, porque ante el lucro cede hoy cualquier consideración, según estamos viendo en tantos casos.
En el largo inventario de bienes civiles y religiosos desmantelados, demolidos, desaparecidos o expoliados que detalló Faustino Menéndez-Pidal se encontraba la ermita de San Sebastián y de Santa Ana, fundada en el siglo XV y reformada en el XVIII (subsiste el edificio, convertido en corral de ganado). Sin embargo, ahora en este corral ya ni siquiera se cobijan las cabras debido a que se encuentra abandonado y en tan evidente estado de ruina que amenaza con su próxima desaparición. Esta ermita de San Sebastián se encuentra en lo alto de un montículo ubicado en la margen derecha del Alhama, entre su curso y el del río Llano, junto al límite con el término municipal de la villa de Fitero, concretamente, junto a Ormiñén aunque separada de éste por la Cañada de la  Eruela. Como así figura en un mapa de mediados del siglo XVII, en el que se describen los términos del antiguo monasterio cisterciense de Fitero y se señala la ermita de San Sebastián. Algo que no es de extrañar ya que, entre 1168 y 1835, en las proximidades del lugar en el que se encuentran las ruinas de esta ermita cirbonera se encontraba uno de los hitos del amojonamiento del coto redondo del monasterio de Fitero.
Francisco José Alfaro Pérez, en su libro sobre la Historia de la villa de Cintruénigo, recogía las fotografías que se conservan como único testimonio del retablo tardo-gótico, de finales del siglo XV, que hubo en esta ermita, estudiado por Alberto Jesús Aceldegui Apesteguía, en su tesis doctoral. Añadiendo el detalle de que el retablo fue vendido legalmente, a mediados del siglo XX, ante la pasividad de los vecinos, perdiéndose su pista en Barcelona, y que esta actitud de los cirboneros contrastaba con el comportamiento de los vecinos de mediados del siglo XVII, cuando algunos de ellos pretendieron trasladarlo a la iglesia parroquial, la mayor parte del pueblo impidió por la fuerza que saliera de la ermita. Así como que todos los años, hacia el 20 de enero, se le hacía una procesión "con cruz levantada" que partiendo de la villa llegaba hasta la ermita donde se celebraba una misa. Otra fecha señalada era la fiesta de Santa Ana, honrada la víspera con una salve.
Ojalá que las autoridades municipales y forales sean sensibles a la conservación de los escasos testimonios del Patrimonio Histórico de Cintruénigo y no sólo eviten que se pierdan los restos de la ermita de San Sebastián, sino que además los limpien y consoliden. A la vez que promuevan su estudio y que acondicionen el lugar para que pueda convertirse en un agradable rincón de interés turístico para quienes se acerquen a disfrutar de la rica oferta cultural que podrían encontrar en Cintruénigo, Fitero y sus alrededores si todos nos movilizáramos para que así sea.

jueves, 5 de mayo de 2011

El Espinaz de Can

El territorio que, entre 1168 y 1835, correspondió al coto redondo o término del antiguo monasterio cisterciense de Fitero, daba comienzo y ponía fin a su amojonamiento en la gravaleña cima de La Torrecilla, que hoy sirve de mojón entre las localidades riojanas de Grávalos y Cervera del Río Alhama.
El siguiente hito fiterano era el Espinaz de Can, llamado así porque la forma de las puntiagudas rocas que hay en la cima de su monte hacían que éste pareciera un can o perro dormido cuyo espinazo o columna vertebral lo marcaran dichas rocas, como aún puede observarse, especialmente si se hace desde el barranco en el que nace la alfareña Fuente de los Cantares. Aunque el topónimo ya no se conserva como Espinaz de Can, se sigue denominando como Peñas del Can en la toponimia correspondiente al término municipal de Cervera del Río Alhama, en un lugar que esta muy cerca del que ahora es también su límite nororiental con Grávalos, que discurre paralelo al barranco y arroyo de Valdeladrones así como a la carretera local LR-385, y también cerca del fronterizo monte de La Torrecilla y que, como la cima de éste, en las estribaciones suroccidentales del monte Yerga, hace que la suya también sea una cumbre fácilmente reconocible desde la distancia. A partir de aquí, el amojonamiento cisterciense giraba en dirección sureste y se dirigía hasta el desagüe de los baños de Tudején (despoblado de Fitero), que ahora forman parte del balneario Virrey Palafox, de Baños de Fitero, en el fronterizo barranco de la Cañueca o del Agua Caliente por el que desemboca en la margen izquierda del río Alhama.
Las vistas existentes desde el curioso Espinaz de Can hacen que valga la pena subir a la cima de las Peñas del Can, pues desde ella se divisa tanto un paisaje parecido al que se veía desde La Torrecilla, aunque, debido a su posición, se amplia la vista hacia oriente, tanto hacia el alfareño barranco de la Fuente de los Cantares, en el que se encuentran la Venta del Pillo así como el lugar en el que estuvo la primera sede del monasterio de Fitero: Niencebas (despoblado de Alfaro) y las ruinas romanas y prerromanas de sus alrededores, como hacia Baños de Fitero y el propio valle del Alhama.

martes, 3 de mayo de 2011

Las primeras elecciones municipales constitucionales, Septiembre de 1813

El 11 de Septiembre de 1813, los fiteranos juraron la Constitución de Cádiz. Cinco días más tarde, habilitaron a los 2 Electores que representaron a la única Parroquia de Fitero en las primeras elecciones para las Cortes Generales, bajo dicha Constitución, que hubo en Navarra y después procedieron los vecinos de la Villa a escoger los 9 Electores que podrían habilitar o designar a los miembros del que habría de ser el primer Ayuntamiento constitucional de la Historia de Fitero. Tal como citara Jesús Soria Magaña y como en su momento, el domingo 19 de Septiembre de 1813, registró el Secretario del Ayuntamiento: En la villa de Fitero y Sala de Ayuntamiento de la misma, a diez y nueve de septiembre, de mil ochocientos trece: Se juntaron el Sr. Joaquín Val, Alcalde, y otros muchos vecinos de esta Villa, que por excusar prolijidad no se nombran, a virtud de aviso a son de Caja y voz de Pregonero, verificado el miércoles quince del corriente, repetido posteriormente el día de ayer y nuevamente en esta mañana, con expresión del fin que se dirige para efecto de proceder en conformidad de lo prescrito por la Constitución política de la Monarquía Española y en consecuencia a órdenes que se han recibido al nombramiento de nueve Electores para que éstos, a pluralidad de éstos, elijan Ayuntamiento, que deberá contenderse, compuesto de un Alcalde, cuatro Regidores y un Procurador Síndico, todo con arreglo a los soberanos decretos de las Cortes generales extraordinarias de veinte y tres de mayo, diez de julio y veinte y uno de septiembre de mil ochocientos doce, en consideración a tener la única Parroquia de esta Población pasados los cuatrocientos vecinos y no llegar al de quinientos, precediendo los requisitos y demás circunstancias que previene el artículo tres cientos nueve y siguientes de la Constitución, que trata de la formación de Ayuntamientos; en su consecuencia, habiéndose celebrado el jueves último la Misa solemne de Espíritu Santo con motivo de la habilitación de Electores para el nombramiento de Diputados de Cortes, motivo por el que se verificó en una misma Solemnidad para el nombramiento de Ayuntamiento, cuya Misa se celebró por el Vicario D. Francisco Navascués, que hizo en la misma un discurso dirigido a ambos objetos, se procedió, en primer lugar, al nombramiento de los Escrutadores, el cual recayó en las personas Manuel Aliaga y Vicente Jiménez, que se habilitaban en la Junta de Parroquia, y Secretario el infraescripto Escribano de Ayuntamiento. En seguida se preguntó por el Sr. Alcalde, como Presidente, cuanto previene el artículo cuarenta y nueve de la Constitución y no ocurrió duda ni dificultad, pasando enseguida al nombramiento de los nueve Electores que exige, practicando en la forma prescrita, por votación, y practicada esta operación y reconocidas las listas de los Votantes por el Presidente, Escrutadores y Secretario, se publicó en alta e inteligible voz haber sido los nombrados, los siguientes: D. Juan Antonio Medrano, D. Tiburcio Asiain, Emeterio Aliaga, Manuel Aliaga, D. [Antonio] Celestino Huarte, Juan Aliaga, D. Joaquín Val, Vicente Rupérez y Vicente Jiménez. Los cuales deben ser los Electores, a virtud de la pluralidad de votos que han tenido a sufragar para el nombramiento y a fin de que se lleve a cumplimiento y debido efecto, acordó el Sr. Alcalde, se les haga notorio este nombramiento para que lo pongan en ejecución. De todo lo cual se hizo este auto, que lo firmaron y en fe de ellos yo el Escribano, Joaquín Val, Vicente Jiménez, Manuel Aliaga. Ante mí, [Antonio] Celestino Huarte.
Notificación que este Escribano Real realizó al día siguiente, en la Casa Consistorial, donde había reunido a los nueve vecinos de Fitero nombrados como Electores para la habilitación de Alcalde, cuatro Regidores y un Procurador Síndico General, que tuvieron el honor de ser escogidos para ello en el proceso para las primeras elecciones municipales constitucionales que hubo en Fitero.

lunes, 2 de mayo de 2011

Río Añamaza y Término de La Vega

Antes de que desecaran la antigua laguna soriana de Añavieja, a mediados del siglo XIX -con la oposición de las poblaciones afectadas, como por ejemplo: San Felices, Cervera del Río Alhama, Fitero, Cintruénigo, Corella, Alfaro y Tarazona, por su influencia en el riego aunque, hoy en día, la oposición sería generalizada y basada en la defensa del Medio Ambiente-, se consideraba que ésta era el lugar en el que nacía el río Añamaza.
En realidad, como escribió el pamplonés Pascual Madoz, en 1845, se creía que el río Añamaza tenía su origen en la laguna de Añavieja, de la que se desprenden dos acequias o ramales; el uno que se dirige a Dévanos y toma este nombre; da movimiento a dos molinos harineros antes de llegar a dicho pueblo; en las inmediaciones de él impulsa las ruedas de otro y un batán, sigue su curso fertilizando varias labores; y pasando por los barrancos de los Cubos, sale del Partido de Ágreda y entra en el de Cervera [del Río Alhama], donde se le reúne al instante el riachuelo titulado de la Virgen del Butar, y el otro ramal de Añavieja, que con el nombre de Canal de San Salvador riega la vega de Valverde [pedanía de Cervera del Río Alhama] y sus ventas [derivándose también una acequia hacia los términos fiteranos del Tolco y de la Nava]; desde la confluencia de los repetidos ramales, [otra vez] toma el nombre de río Añamaza, riega la hermosa vega de este pueblo, de más de dos leguas de longitud, y siguiendo su curso en dirección Norte, va a desaguar en el río Alhama, a unos 400 pasos más abajo de los Baños de Fitero.
Sin embargo, tras desecar la laguna de Añavieja, se considera que es el río Manzano, que nace en la cercana villa de Trébago y que antiguamente desaguaba en ella, el origen del río Añamaza que sigue desembocando por la margen derecha del río Alhama delante de las ruinas de Tudején (despoblado de Fitero).
Todavía se conserva en Fitero el término de La Vega, esto es, La Vega del río Añamaza, que ya figuraba así en un mapa de principios del siglo XVII, mientras que el hidrónimo Añamaza figura en la documentación del cartulario del antiguo monasterio cisterciense de Fitero, desde 1153. Este término de La Vega hace referencia a la parte llana del valle del Añamaza, desde que entra en Fitero hasta que llega al paso o Vadillo, donde comienza a bordear el término de San Valentín de Tudején, antes de acabar entrando por Los Hortales en el propio valle del Alhama.

sábado, 30 de abril de 2011

La participación de Fitero en las primeras elecciones a las Cortes españolas que hubo en Navarra

Durante la prolongada ocupación francesa de Navarra, la Diputación del reino tuvo dos tipos de actuación muy diferentes. Inicialmente, desde mayo de 1808, el régimen foral se mantuvo estructurado y colaboró con las autoridades del rey José I Bonaparte hasta que, el 8 de febrero de 1810, su hermano, el emperador Napoleón I Bonaparte, decretó la imposición de un Gobierno Militar en el viejo reino, que acabó integrándolo en la zona ocupada por el Ejército del Norte, al margen de la corte madrileña. Mientras tanto, en enero de 1810, la Regencia del reino de España fue la institución que, representando a la soberanía nacional, había convocado en Cádiz a las Cortes Generales, que comenzaron su celebración el 24 de septiembre de ese mismo año. Cortes en las que Navarra estuvo representada por el corellano Francisco de Paula Escudero y Ramírez de Arellano, en calidad de diputado suplente ya que en el viejo reino no pudieron celebrarse elecciones por estar ocupado por los franceses.
El 23 de julio de 1813, como publicó Francisco Miranda Rubio, se produjo el primer contacto oficial entre la Regencia y los miembros de la extinta Diputación del reino, aún en el exilio, que había comenzado en agosto de 1809, para solicitarles a éstos que nombrasen un Jefe Político para Navarra y que se publicase y jurase la Constitución. Siendo escogido el también corellano Miguel Escudero y Ramírez de Arellano, seguramente arrepentido ya de haber firmado el 7 de julio de 1808 la afrancesada Constitución de Bayona o Acte Constitutionnel de l’Espagne que había jurado José I Bonaparte, para suceder a su hermano como Jefe Político de Navarra, en el mes de agosto de 1813.
En Fitero, la Constitución de Cádiz fue jurada el 11 de septiembre de 1813, y los vecinos de la Villa procedieron a elegir a los que, en su Parroquia, se encargarían de nombrar, a su vez, a los dos candidatos que les representarían en su Merindad, salvo en la de Olite que sólo designaba un elector, siendo en total nueve electores de Partido Judicial o Merindad, los que, el día 25 de ese mismo mes, acabarían reuniéndose en Estella, bajo la presidencia de Miguel Escudero y Ramírez de Arellano, y eligiendo, al día siguiente, a los tres diputados, más un suplente, para representar a Navarra en las Cortes Generales de España, así como a los diputados a provinciales, en sustitución a los que hasta entonces habían participado en la Diputación del Reino de Navarra. Todos debían ser, como señaló Fermín Miranda Rubio al describir este proceso, mayores de 25 años y vecinos o residentes en cada Partido Judicial.
Este proceso electoral también tuvo lugar en Fitero el 16 de septiembre de 1813, como citó Jesús Soria Magaña hace poco más de un lustro, cuando en la Casa Consistorial de la Villa se juntaron el alcalde Joaquín Val, el párroco Francisco Navascués y otros diferentes vecinos de la única Parroquia de Sta. [Mª.] la Real, que esta Villa, mediante aviso antediem a son de caja, voz de pregonero y repetición en la mañana de este día con expresión del fin, siéndolo para el efecto de proceder, con arreglo a la Constitución política de la Monarquía Española y en consecuencia a las órdenes recibidas, al nombramiento de dos Electores Parroquiales que caben a la única de esta Población en atención a tener pasados de cuatrocientos vecinos y no llegar al de quinientos, precediendo los requisitos y demás circunstancias que previene el artículo tercero de las mismas, en su cumplimiento después de haber asistido a la Parroquia, celebrado la Misa Solemne de Espíritu Santo por el Vicario D. Francisco Navascués que ha hecho en la misma un discurso dirigido al objeto, se ha procedido luego de su regreso a esta Casa Consistorial a la habilitación de dos Escrutadores y un Secretario, hecha entre los vecinos concurrentes, a puerta abierta, verificándolo para los dos primeros encargos en las personas de Bernardo Rincón y Florencio Hervide y por Secretario al Escribano de Ayuntamiento [Antonio] Celestino Huarte. En seguida se preguntó por el Sr. Alcalde, como Presidente, cuanto previene el artículo cuarenta y nueve de la Constitución y no ha ocurrido duda, ni dificultad alguna en el particular, pasando enseguida al nombramiento de veinte y un Compromisarios que caben los dos Electores que exige, ejecutándolo en la forma prescrita en el artículo cincuenta y uno. Practicada esta diligencia y reconocidas las vistas de Nombramientos por el Presidente, Escrutadores y Secretario, se publicó en alta e inteligible voz haber sido los nombrados los que constan en la relación siguiente: Joaquín Val, Vicente Rupérez, D. Tiburcio Asiain, D. Juan Antonio Medrano, Bernardo Bayo, Joaquín Muro, Emeterio Aliaga, Joaquín Alfaro, Ramón Gómez, Manuel Aliaga, D. Bernardo Val, Pablo Yanguas, Juan Aliaga, Francisco Jiménez, Marcos Huete, Bernardo Rincón, [Antonio] Celestino Huarte, Manuel Bayo, Baltasar Guarás, Antonio Jiménez y Manuel Aliaga Ibero.
Habiendo sido convocados los veinte y un compromisarios, se han separado para el Nombramiento de los dos Electores, según lo previsto, y ha recaído la Elección, con más de la mitad de votos, en D. Juan Antonio Medrano y Morales, y el Licenciado D. Tiburcio Asiain, abogado de los Tribunales Nacionales, la cual fue publicada en la citada junta de Parroquia, acordando se les provea de copia firmada por el Presidente, Compromisarios y Secretario para hacer constar su nombramiento en la Junta de Partido, que se ha de realizar en la ciudad de Tudela, para la que se haya designado el día de mañana, diez y siete de septiembre, a las diez de ella, presentándose a el Sr. Alcalde de la misma, D. Jose Arguedas, finalmente se acuerda que incontinenti se traslade a la Parroquia para efecto de celebrar en la misma el Te Deum, con la solemnidad correspondiente, asistencia de todos los individuos de la Junta Parroquial, precediendo las demás ceremonias prescritas. Y, en consecuencia a lo mandado, se sentó por diligencia que la firmaron dicho Alcalde, como Presidente, Compromisarios y Secretario. Joaquín Val, Alcalde y Compromisario, Manuel Aliaga, Emeterio Aliaga, Tiburcio Asiain, Juan Antonio Medrano, Juan Aliaga, Vicente Rupérez, Bernardo Rincón y Baltasar Guarás.
Sirvan estas líneas para recordar y dejar constancia de la participación de los fiteranos en las elecciones a las primeras Cortes constitucionales que hubo en Navarra. A pesar de que el regreso de Fernando VII de Borbón, en marzo de 1814, acabó con las aspiraciones constitucionales de todos los españoles, restituyendo el sistema de gobierno y las instituciones existentes antes de la Guerra de la Independencia.

viernes, 29 de abril de 2011

Río Alhama

La noticia más antigua que se conoce del río Alhama data de los primeros días de la primavera del año 914, pocos meses antes de que los musulmanes recuperaran Calahorra, en Julio de ese mismo año, y se encuentra en la crónica de Abderramán III an-Nasir, octavo emir independiente y primer califa Omeya de Córdoba. En ella se le cita como río al-Hamma, haciendo referencia a la existencia en su valle de establecimientos de baños o balnearios que explotaban las virtudes de sus aguas termales, como en Baños de Fitero, entonces baños de Tudején (despoblado de Fitero), cuyos restos de sus instalaciones termales son de origen romano, y se aclara que discurría por una región de la que entonces era la frontera septentrional del califato. Desconociéndose cuál era su denominación antes de la llegada de los árabes y musulmanes al valle del Ebro, que acaeció a principios del siglo VIII.
El río Alhama nace en Suellacabras (Soria) y pasa por Magaña, Valdeprado y Cigudosa, antes de penetrar en La Rioja, pasando por Aguilar (así como por la pedanía de Inestrillas) y Cervera (así como por la pedanía de la Venta del Baño), poblaciones que llevan el sobrenombre del Río Alhama. Justo antes de entrar en Navarra, se le unen, por su margen izquierda, las aguas del río Linares y, nada más entrar en el término navarro de Fitero, las fuentes de aguas calientes de los Baños de Fitero, también por la margen izquierda; aunque, a poco menos de un kilómetro aguas abajo, se le unen también las del río Añamaza por su margen derecha. En Fitero se le extraen varios canales, por ambas márgenes, que dan lugar a otros tantos ríos, como por ejemplo el de Piedra, el de la Huerta, el Molinar o el Llano, y algo parecido también ocurre en las siguientes poblaciones navarras por las que pasa, Cintruénigo y Corella, antes de volver a entrar en La Rioja para acabar desembocando en la margen derecha del río Ebro, en Alfaro, tras haber recorrido unos 84 kms en dirección Noreste. Lo que hace que al cauce principal del río Alhama se le conozca en Navarra como río Mayor que, no es tal, sino sólo el mayor de los cauces en los que aquél divide su curso por esta comarca.

jueves, 28 de abril de 2011

La reconstrucción de la Ermita de la Soledad

Durante casi veinte años creo que nadie volvió por la ermita de Pedro Navarro hasta que, el 15 de Agosto de 1999, festividad de la Asunción de la Virgen, la Asociación de Amigos del Monasterio de Fitero organizó varios actos para conmemorar el 4º centenario del nacimiento de Juan de Palafox y Mendoza. Fue entonces cuando Jorge Fernández Díaz se interesó por ella y, tras conocer su historia, se unió a la comitiva que, el domingo 22 de Agosto, festividad de Santa María Reina o la Real, se había dispuesto para conocer la ubicación de las ruinas arqueológicas de aquella ermita. En el camino de subida desde el establecimiento Virrey Palafox, de Baños de Fitero, al pararnos a ver las excelentes vistas del valle del Alhama, concretamente del término de San Valentín, donde estuvo la villa de Tudején (despoblado de Fitero), su castillo, la nevera de los frailes, la casa del Soto, la Peña del Saco, etc, que ofrece la terraza natural que había encima de las instalaciones del otro balneario, Gustavo Adolfo BécquerJorge Fernández me preguntó en varias ocasiones acerca de cuál debió ser el motivo que pudo tener Pedro Navarro para decidirse a erigir en aquel paraje una ermita a la Virgen de la Soledad, de acuerdo con las explicaciones que poco antes le había dado Ricardo Fernández Gracia. No supe qué contestarle y tan sólo se me ocurrió responder que sería una persona muy devota a dicha Virgen, por lo que no es de extrañar que tan pobre argumento no le acabara de convencer y que continuara cavilando sobre esta cuestión mientras seguía guiando al grupo por la senda que subía entre las Peñas del Baño o de la Soledad hasta las cercanías del lugar en el que se encontraban los restos de la desconocida ermita.
Una vez que llegamos ante la entrada de la cueva, Jorge Fernández se llevó la mano a la frente y exclamó: ¡Ya sé por qué! ¡Ya sé por qué Pedro Navarro dedicó aquí una capilla a la Virgen de la Soledad! Fue porque aquí es donde debió estar sólo y desamparado el recién nacido Juan de Palafox, desde poco después de nacer hasta que, al atardecer, lo rescató Pedro Navarro y evitó así que la criada de su madre lo tirara al cercano río. Sólo y Soledad. Fue un milagro que Palafox, como él mismo escribió, salvara entonces su vida, de ahí que, en agradecimiento, le dedicaran esta ermita a la Virgen de la Soledad, ¿no?, pudo ser así, ¿no? De nuevo, sólo se me ocurrió decir que sí, que pudo ser así, claro, pero que no se podía saber y tampoco esta vez le satisfizo mi respuesta, de ahí que dijera que, al bajar, se lo iba a consultar a Ricardo Fernández, que le estaba esperando en el balneario Gustavo Adolfo Bécquer. Éste reaccionó exclamando ¡Eureka! ¡Eureka!, y como después escribió en el folleto que al año siguiente publicó como Recuerdo de la bendición de la Ermita de la Soledad, dijo que el citado Sr. Fernández Díaz, con gran lucidez, nos apuntaba algo de lo que no nos habíamos planteado al dictar la lección inaugural, y cuya conclusión era que Palafox había pasado sus primeras horas de vida, entre las ocho de la mañana y las diez de la noche de aquel veinticuatro de junio de 1600 en aquel solitario paraje. A lo que añadió que un análisis detenido de esta hipótesis lleva, sin lugar a dudas, a la mencionada conclusión, recordando, entre otros argumentos, el tantas veces citado testimonio de don Miguel de Lara que vino a Fitero y declaraba en 1667 "que el día que nacio este Venerable Prelado, a las ocho de la mañana, al tiempo que sacan a labar la ropa en el baño de la dicha villa de Fitero, de los que an sudado después de tomar el baño, llevaban al señor obispo, recién nacido, enbuelto en una cesta desta ropa y le encubrieron en parte donde no podía saverse del, por ser puesto muy breñoso y áspero y estuvo así hasta las diez de la noche y esto fue de orden de su madre, que queriendo resguardar su crédito, encargó a una criada suya le arroxase en el río". ¡Qué mejor sitio que una cueva alejada del establecimiento termal y en la altura del monte, por donde nadie pasaba, para ocultar el objeto del delito! Si además tenemos en cuenta que el lugar exacto de la habitación en donde nació el Venerable se correspondía con la capilla allí levantada hasta no hace muchas décadas y que su situación estaba en el extremo del edificio, justamente en la salida natural hacia el monte, observamos que los argumentos cuadran perfectamente.
Puesto en conocimiento de las novedades, el Consejero Delegado de Baños de Fitero, Francisco Huarte Goñi, tal como publicó Ricardo Fernández, propuso recuperar la ermita, iniciativa plausible que fue asumida por el Presidente de la Asociación de Amigos del Monasterio de Fitero [Fernando Seves Morentin] y otras personas que allí se encontraban y así, el 24 de Junio de 2000, se inauguró y bendijo la reconstruida ermita de la Virgen de La Soledad, de Baños de Fitero. Gracias al exquisito gusto y cuidado detalle que en ello puso el arquitecto Javier Sancho Domingo, así como a la aportación de la cerámica con la imagen de la Virgen de la Soledad, que hizo Fernando Seves Morentin y que, tras haberla rescatado del mercado de antigüedades, encajó perfectamente en el hueco rectangular que tenía la ermita original, y al interés con el que la empresa Baños de Fitero se tomó la iniciativa de preparar y adecuar como correspondía el camino que lleva hasta la ermita. A lo que cabe añadir que, el 22 de Agosto del citado año en el que se cumplía el 4º centenario del nacimiento de Juan de Palafox en Baños de Fitero, celebró misa en el ermita de la Virgen de la Soledad, el Cardenal Antonio Cañizares Llovera, amigo personal de Jorge Fernández. Ese mismo día pero de 2004, lo hizo el nuevo Párroco de Fitero José Javier Goitia Chasco, y ese mismo día pero de 2009, celebró Misa el nuevo Arzobispo de Pamplona y Tudela, Francisco Pérez González.